EL VIEJO MIGUEL
Miguel ha envejecido visitando diariamente la playa,
donde se sienta hasta que atardece.
Miguel espera, y espera…
Hoy, por fin, algo entre las olas le sobresalta.
Es una botella con un mensaje. Lo lee. Lo relee.
Se arrodilla y llora amargamente durante horas.
Al anochecer, Miguel se pierde mar adentro.
Sonia Serna San Miguel
EL
CAFÉ MÁS AMARGO
Diariamente en el bar dejaba pagado un
café para que la camarera se lo sirviera a Manolo, el mendigo del portal vecino.
Pero hoy sería diferente. Se lo acercaría él mismo y al fin le diría: “Perdóname,
papá”.
-¿Espera a Manolo? Lo siento, señor. Anoche se lo llevó el
forense.
Sonia Serna San Miguel
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