lunes, 8 de marzo de 2021

UN PUNTO DE LUZ




UN PUNTO DE LUZ


Estoy en un pueblo tan pequeño que cualquiera de sus calles desemboca en las afueras, y las afueras son el campo. Apenas comienzo a andar y ya estoy pisando un camino de tierra que un poco más adelante se abre en otros dos. El silencio es total y maravilloso, y sólo se oyen mis pasos sobre las piedrecitas y algunos pájaros que habrán quedado para merendar. El sol quiere lucir como en primavera, pero bastante hace el pobre con intentar escapar de las nubes.

Echo de menos un poyo en el que sentarme y una pared de piedra calentada por el sol que me recoja la espalda, porque tengo la intención y el gusto de quedarme aquí un buen rato, pero no importa, me quedo de pie y miro y remiro todos esos kilómetros planos y solitarios que rodean esta pedanía.
Voy y vengo muy despacio por los caminos. Me siento afortunada, porque esta tarde no tengo ni quiero tener otra cosa que hacer.
A veces me paro y cierro los ojos, hasta que al final a través de mis párpados noto cómo las nubes han podido con el sol. Apagan el calorcillo que estaba sintiendo en mi rostro y me dicen que haga un par de fotos rápidas, que el espectáculo se acabó, así que hago dos capturas aquí y allá sin poner mucho cuidado porque sé que acabaré borrándolas al llegar a casa. Nada como las imágenes que guardamos en nuestra mente, no digamos en el corazón.
Ya en casa descubro este sol que no recuerdo haber fotografiado. De verdad, no lo recuerdo, y empiezo a fabular con que ese rayo de luz que atraviesa la imagen tiene que ser algún tipo de mensaje sobrenatural, o quizás una señal que me indica las coordenadas de un punto de paz, un punto que estaba esperando que yo llegara para descubrirlo y no olvidarlo.
Naturalmente, no es así, sólo es una foto más, pero qué bonito es imaginar que no estamos solos.



Sonia Serna San Miguel
(Segovia, marzo 2021)

No hay comentarios:

Publicar un comentario