miércoles, 13 de julio de 2016

AZAFRÁN Y PIMENTÓN (MIS SONIADAS)





AZAFRÁN Y PIMENTÓN

"Hoy huele a vísperas de invierno, a esa ola de frío que nos recoge en nuestras casas cada año, y me he levantado con la necesidad de preparar mi hogar para hibernar. Como la leña ya ha tomado posiciones en el trastero esperando la orden de arder en la chimenea, hoy  directamente me he atrincherado en la cocina, y he empezado por los fogones, los que no tengo porque un día se impuso la vitrocerámica. La idea es acondicionar todos nuestros sentidos, camelarlos poco a poco para disfrutar de lo que está por llegar, predisponernos a lo irremediable, porque necesitamos decorar nuestra realidad con todo lo que tengamos a mano para sentirnos a gusto en ella. Y qué mejor que empezar por la comida.

Incapaz a estas alturas de noviembre de tomarme un gazpacho o una ensaladilla rusa, desde esta madrugada tengo puesto a fuego lento un invernal guiso de judías pintas. Están bailoteando con la receta que siempre vi hacer en casa, pero ante las dudas que mi madre, por desgracia, ya no me puede resolver, y las que internet se ha negado hoy a aclararme, he decidido aderezarlas con un generoso festín de pimentón de La Vera y azafrán. Por si acaso. El resultado es un puchero entrañable, un hervidero rojo, humeante, con borbotones perezosos que no se rinden. El olor del azafrán caliente se ha colado por todas las habitaciones, a pesar de la insistencia inicial del ajo y de la cebolla, incluso del laurel, pero no pueden con los estigmas de esta flor, esta Crocus sativus, de aroma y propiedades incontestables.
Levanto la tapa de la cacerola y rápidamente se me acopla una mascarilla de vaho por toda la cara, y lo agradezco como se agradece un radiador en los riñones cuando estás muerto de frío. Huele como tiene que oler, a calor, a sabroso, a querer compartirlo, a abrazo de alguien que realmente te quiere abrazar; huele a que te alegras de que haga frío para poder comer caliente. Huele a guiso de judías pintas con toque de azafrán. 

Lo pruebo y me gusta. No sé cuánto mejor puede cocinarse, pero no me importa, me basta con este resultado porque es el justo para ponerle buena cara al día de hoy, y seguramente al de mañana, y a todo el invierno. Me basta para enlazar con todos los guisos de los que durante años dimos buena cuenta gracias a mi madre y, más en mi niñez, a mi abuela, y que preparaban con un amor infinito por su familia, con ese tesón por transformar los inviernos en cálidos y hogareños, a pesar de los pocos medios con los que contaban. Y lo conseguían.

Que no nos falte la salud, viandas y una hoguera. Y pimentón y azafrán.
Invierno, cuando quieras."



Sonia Serna San Miguel

(20-XI-2015)

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